-Bien, Lucas, irás a Regal con Donna sobre tu caballo.
Entrarás en mi palacio y dirás al consejero Louis y a Saverio que la examinen. Si
se resiste, llamad a lady Mary, seguro que sabe qué hacer. Pero bajo ninguna
circunstancia quiero que se le haga daño alguno. La quiero intacta para cuando
vuelva.- indicó el señor Miguel.
-Pero señor...- habló Lucas, y instantáneamente fue
interrumpido por Donna.
-¿Palacio, en Regal?- Donna se asustó.
Miguel sonrió a la joven y le explicó quién era y de donde
procedía. Al menos eso hizo hasta que llegaron al camino que hacía de frontera
entre el reino de Brenel y el de Agunia. Era el príncipe heredero de la Corona
de Acantil, en las provincias Agunia. Pero él residía en la otra ciudad, en Regal,
que servía de principado. Él y su escudero iban a la Ciudad de Brenel a la
coronación de un nuevo rey, cosa que sorprendió a Donna, ya que el que acababa
de morir, era el culpable de su situación actual y de la muerte de sus tíos.
Ella, por su parte le explicó lo que había pasado y porqué estaba donde la
encontraron. El hombre que perseguía a Donna murió al pasar la frontera de
Brenel a Agunia. Cuando lo hizo, Donna
sintió un alivio final. El heredero de Agunia decidió que Lucas lo llevara a Regal. Finalmente
allí se despidieron.
-Bueno, aquí nos separamos. Donna, volveré lo más pronto que
me sea posible y me contaréis todo con lujo de detalles lo acontecido, y es
más, pensaré que hago con vos por el camino.- dijo el heredero
Miguel con un aire picarón.-Que tengáis una espléndida mañana.-besó
la mano de la joven y se montó en su caballo Niebla. Cabalgó unos metros y paró
al caballo en seco, miró hacia atrás y dijo:
-¡Id a la taberna de El Paso y tomad algo, debéis estar
hambrienta!- Y se fue definitivamente sonriendo de oreja a oreja, cantando una
canción.
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Autor:Miguel García Campos
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