Entradas populares

miércoles, 16 de enero de 2013

Parte 9. Capítulo 2 de mi novela.


-Buenos días, señores.- Miguel de Agunia padre, hablaba en el desayuno.-Partiremos pronto a Regal, y a paso rápido llegaremos esta misma noche.- cogió un pedazo de pan y lo mojó en leche.
-Es un poco precipitado, pero realmente tengo ganas de llegar de una buena vez. Estoy harta de viajes. -dijo Valdrada.
 Alba comentaba con Bea el viaje casi todo el tiempo que lo recorrieron. No procuraban destacar demasiado entre los demás y siempre cuchicheaban. Esa misma noche llegaron a las puertas de Regal. Los soldados de la ciudadela, mucho más pequeña que Acantil los esperaban ansiosos para cambiar su turno de guardia y descansar.
-Buenas noches soldados.-saludó firmemente el rey Miguel.
-Buenas noches, majestad.- saludaron al unísono. Las antorchas que portaban los dos guardias junto a otras cuatro que colgaban del muro exterior eran la única luz, aparte de las tres que llevaban los viajeros. Los cansados nobles entraron a un patio pequeño que servía de patio interior a aquel lugar. Era un cuartel con tres torres vigías que controlaba el acceso a Regal.
-¡Majestad!- Saverio gritaba.-¡Alteza!, ¡nobles de Dau!- a todos y cada uno de ellos besó las manos emocionado. Era un joven que rondaba la veintena y que llevaba poco tiempo como consejero "en prácticas" como él se definía. Le gustaba el entorno estelar y la astronomía. Era su pasión.
Copyright © Todos los Derechos Reservados 
Autor:Miguel García Campos

miércoles, 9 de enero de 2013

Enero.


Querida, no te veo.
Lucidez fugaz
escurre en tus ojos,
lo sé.
Lo veo, lo siento,
no puedo.
Mano de serpiente
ansiosa de palpar.
Ni eso.
Vete, o quédate,
no lo sé...
Hazlo.
Copyright © Todos los Derechos Reservados 
Autor:Miguel García Campos

miércoles, 2 de enero de 2013

Parte 8. Capítulo 2 de mi novela.


En mitad de la noche se escuchó un grito, fuera de la taberna. Era un grito femenino que alertó a las gentes que allí descansaban. El hijo de Denise decidió dar una vuelta por los alrededores para ver qué pasaba. No encontró nada.
Beatriz, tras esto, tuvo que hacer el esfuerzo de no abrir más la boca, porque de ella solo emanaban gritos de placer, seguidos de dolor. Esa noche más de uno en aquel lugar estaba divirtiéndose.
Los primeros rayos del sol ya lucían cuando Beatriz y Sid se encontraron dormidos junto a un roble. Ambos despertaron al mismo tiempo.
-Buenos días- susurró ella. Sid se sobresaltó y se puso en pie sorprendido.
-¿He pasado la noche contigo, a solas?- preguntó algo asustado.
-Si.., ¿por qué estáis tan nervioso?- su voz se enfrió y se puso triste.
Copyright © Todos los Derechos Reservados 
Autor:Miguel García Campos