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sábado, 24 de noviembre de 2012

Parte 4. Capítulo 2 de mi novela.


-¿La abuela?, ¿qué puede saber ella de todo esto?- preguntó intrigado su hijo.
-Tu abuela tiene ya muchos años, debería conocer, o al menos saber algo.- contestó Valdrada.
-Bueno, pues dicho esto, no hay más que decir, ¿no?- dijo Alberto.  Miró al rededor de la sala esperando el asentimiento de la gente. Todos afirmaron que había que consultar a lady Mary, la mujer más anciana del mundo. Ella había sido la anterior reina consorte a Valdrada, pero en cuanto murió el antiguo rey de Agunia decidió retirarse de la vida pública y establecerse entre su familia. Así, a sus ochenta y cuatro años de edad, conservaba una mente privilegiada y era conocida como la anciana del mundo por superar con diferencia la edad del resto de humanos hasta entonces conocidos.
Los señores comieron tranquilamente, y charlaron y planearon la salida hacia Agunia. Se acordó que irían a la misma: la nobleza perteneciente a Agunia, el propio Alberto con una escolta de tres guardias y Sid. También se decidió que los acompañaría Marina de Trájel.
-¿Para qué queréis que salgan del palacio mis sirvientas?- preguntó Alberto al rey Miguel.-No lo veo necesario.-
-Cuando una reina muere, es costumbre cambiar a sus doncellas y sirvientas. Deberíais saberlo, más que nada porque cuando os caséis, vuestra esposa elegirá a las suyas.- sugirió el rey de Agunia. -Por eso propongo trasladarlas a Agunia para que mi esposa las observe y decida.- Alberto se puso pensativo. No había pensado mucho en el tema de casarse, o de tener mujer alguna a su lado.-De todos modos mi hijo y la princesa Marina contraerán pronto matrimonio.-miró a su hijo y le sonrió. El joven Miguel no hizo mueca alguna. Marina sonreía de oreja a oreja.-Así que, si la propia princesa quiere, puede elegirlas como doncellas. Son jóvenes.- Bea y Alba se miraban incrédulas, no habían tenido en cuenta que ahora cambiarían de lugar, e incluso, ¡puede que de situación! Se ruborizaron, sus situación iba a cambiar.
-Está bien, si ellas quieren, pueden trasladarse. No creo que me case muy pronto.- Sonrió.- Así que, vamos, preparad el equipaje. Mañana por la mañana partiremos a Agunia.- Los nobles terminaron de comer y pasaron el resto del día descansando y compartiendo experiencias y hablando de temas de sus propios reinos.
Llegó la mañana de la partida. Alberto no volvería al menos en una semana. Las gentes estaban ajetreadas, iban de aquí para allá ultimando sus equipajes.
-Al fin sobrino, sois rey. Espero que volváis pronto con buenas noticias.- Juan despedía a Alberto que estaba ya sobre su caballo.-Tened en cuenta mi propuesta, y muchas suerte.-
-Gracias tío.- sonrió- Ahora debemos partir, tendré en cuenta vuestra propuesta, no lo dudéis.- espoleó a su caballo y dio el aviso de partida.

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