-Papá, ¿qué haces?- la habitación era pequeña y estaba muy húmeda.
-Déjame tallar esto, hija.- contestó Medik. La hija se quedaba
encandilada viendo lo que hacía su padre, así se entretenían todas las noches.
-Jelen, deja a tu padre y vete a dormir, mañana será un duro día.-
La familia Gipetra llevaba un matadero
de pollos y gallinas y tenían un establecimiento rupestre y amplio donde los
servían en la parte delantera de su casa. El negocio era herencia del abuelo de
Medik.
-Quiero quedarme un rato más.- contestó Jelen.-Además, siempre me
levanto la primera y soy la que más rinde.- expresó con tono superior.
-¡Déjate de tonterías, niña!, ¡y vete a la puñetera cama!- gritó Andrea,
su prima de su misma edad. Era hija del hermano de Medik.
-¡A mí no me hables en ese tono! ¿eh?- Andrea se abalanzó sobre
Jelen y la tiró al suelo. Empezaron a pelearse. -¡Serás desgraciada, niña
mimada!-
-¡Tienes envidia porque no tienes un padre que te quiera, te
abandonaron!- decía en defensa Jelen.
-¡Ya está bien!- gritó Medik con voz fuerte y grave y dando un
golpe con las manos en la mesa.- no os quiero ver a las dos en lo que queda de
noche, ¿me oís?, y escucharos aún menos.- cada una miraba al suelo enfadada- Así
que, ¡fuera!- las dos obedecieron y se fueron a su alcoba.
-Siempre pasa lo mismo...- susurró Medik.
La noche cubrió Enclave del Norte, y con esta ciudad, al burdel de
Diamonda.
-Esta noche no está muy fresca, a ver si vienen algún desgraciado
más.- decía Diamonda a una de sus chicas.-Han entrado dos hombres nada más,
esto se va a pique.-
-No sea tan pesimista, señora.- contestó la prostituta.
-Señorita Diamonda.- corrigió la jefa.- Y ahora sal a la maldita calle y enséñale una
teta a un capullo de esos.
-Sí señorita...- contestó apurada.
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Autor:Miguel García Campos
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