Picos de vida que sois,
perdiciones seguro,
de esas desesperadas
al hombre traéis.
Enfermiza envidia,
o celos,
lo que haces aquí puede suprimirlo,
arráncate a ti mismo.
El hoyo de la virtud
vuelve para llevarse a aquellos,
no engendrados,
pero bellos,
y quitarles la salud.
Ahora en vida aprovecha,
pues no hay más desdicha
que el que espera
a que lo acoja el alud.
Huye en ese monte perdido,
corre sin destino.
Cuidado,
procura haber vivido.
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